Hace poco fui a ver El Último Samurai con Alfabravo. En el cinema había una persona que se reía de todo o hablaba en un tono excesivamente fuerte, lo cual se tornó molesto a medida que la trama se fue sintiendo más seria, más seria, y uno se iba metiendo más en la película. Pero bueno, no fue tan malo como el par de viejitos que tuve detrás de mí cuando fui a ver Matrix... En fin, ése no es el caso. En medio de todos esos soldados japoneses de piel morena y barba rala estaba Tom Cruise, el galán, el chacho, el que los iba a salvar a todos, el samurai de samurais ojiazul blanquito. Entonces, me puse a detallar los ojos de todos los actores, inclusive de los extras cuyo oficio era tirarse al piso en un charco de sangre de mentiras.
Minori dice que un antropólogo japonés asegura que hay un lugar en Japón cuyos habitantes tienen los ojos azules. No recuerdo bien por qué era eso, si era por mezcla con los rusos o qué; tampoco recuerdo en qué lugar era aunque Minori me dio el dato exacto... pero no logro imaginarme esos ojos rasgados, como dibujados por los mismos pinceles que escriben sus caracteres, desprovistos de un circular pozo de tinta oscura. Los ojos oscuros son abismos en los que es posible caer como Alicia camino al País de las Maravillas; cuando brillan, hay una supernova explotando en lo más profundo del espacio exterior, de un universo contenido en dos globos gelatinosos. Los ojos claros son hermosos y cristalinos, pero en ellos todo se refleja, todo rebota; son espejos. Los ojos oscuros pueden tragarme para no dejarme salir nunca, como un dulce remolino de caramelo, de tinto, como arenas movedizas del chocolate más amargo.
Vi entonces que aún el actor más feo del reparto (entre los japoneses) poseía estos ojos profundos hechos a pinceladas. ¡Cuánto quisiera ir a Japón y hallarme rodeada de esas miradas trazadas con tinta!
En fin, ver la película fue una buena experiencia, me ayudó un poco a estudiar para mi parcial de japonés (en el que no me fue tan bien como me hubiera gustado), y el señor Alfabravo me cayó bastante bien. Sé que en este punto del post no he escrito nada realmente interesante; lo ideal habría sido pegar una foto de alguno de los samurai (y sólo me salían fotos de Tom Cruise pegando alaridos bélicos).
Creo que lo que realmente quería decir es que en Japón están los hombres más hermosos del mundo... y todo esto para evadir un ensayo sobre Don Quijote de la Mancha que me pisa los talones... Ah, eso era lo otro. En la película todos eran muy disciplinados, cosa que se refleja en la realidad (los japoneses que he conocido también son muy disciplinados). Accusor dice que mi nombre real indica que soy una persona con mucha autodisciplina, pero en este momento estoy demostrando todo lo contrario. ¡Necesito disciplina urgentemente! ¡Necesito dejar este amor por el ocio de una buena vez por todas!
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