Doblepensar

El blog favorito de la mamá de Olavia Kite.


Loose




Una noche Nelly Furtado fue despertada por una llamada.

—Lo estás haciendo todo mal, Nelly.
—¿Yo? ¿Qué? ¿Quién habla?
—Sí, tú. Tú y tu estúpido complejo de artista independiente. Las ventas de tu último disco han sido ínfimas, nimiedades comparadas con Beyoncé o Justin Timberlake. ¿Creíste que porque el primero había tenido éxito te ibas a librar tan fácilmente de nosotros? ¿Crees que tienes derecho a hacer lo que se te dé la gana? ¿Acaso no firmaste un contrato con nosotros?
—Yo sé, pero—yo creí—
—No creíste nada. Tú eres una artista pop y debes comportarte como tal. ¿Qué diablos estabas pensando cuando hiciste un dúo con Cae-Cae—
—Caetano Veloso.
—¿Quién demonios es ése? Y eso de salir en videos en abrigo, ¿Qué fue eso? La gente no quiere ver esquimales, para eso está National Geographic. ¡Esto es pop, cristo, pop! ¡Y el pop no necesita museos, necesita resultados! ¡El pop no tiene por qué hacer pensar a nadie! ¿Tienes idea del tiempo que pierde la gente pensando y mirando enciclopedias en vez de salir a comprar? ¿¡Tienes idea del dinero que estamos perdiendo en este mismo instante gracias a tu "arte"!?
—...
—Intentamos distraer a la gente dándote más colaboraciones con Juanes, pero al parecer eso no tuvo absolutamente ningún efecto en ti. ¡Seguiste empecinada en sacar numeritos dignos de una mugrosa camioneta de hippies! Música del mundo... ¡basura! ¡Pérdidas!
—...Lo siento...
—Ahora, si eres tan gentil, hazme el favor de portarte bien. ¿Verdad que te portarás bien... Nelly?
—Sí—sí, señor.
—Veo que estás entendiendo, y eso me agrada. Ya veremos el día de mañana si aprendiste la lección.

Y de qué manera la aprendió. Cuando salió a la venta Loose, los admiradores de Nelly Furtado nos dimos cuenta de que había algo muy extraño en este nuevo trabajo. Le sobraban coreografías, le sobraban reggaetón y hip-hop, le sobraba sexo superfluo; le faltaban letras inteligentes, le faltaba originalidad, le faltaba alma. Entonces, en medio del horror de oír a Nelly acompañada de Calle 13, decidimos olvidar que ese disco existe. Es tanto el empecinamiento, que si en las calles nos invaden las imágenes de esa nueva Nelly cuya voz se ha convertido en un débil pero accesible coro de maullidos bailables, nos vemos obligados a olvidar que Nelly Furtado existe. ¿Podremos recordarla de nuevo algún día?

Una vez más, la industria de la música ha asesinado a la música.




[ Fools Rush In — Bow Wow Wow ]




The Olavia Kite Game

BusyIndifferentExhaustedFake GleeReal GleeMeanCenter of AttentionPositiveLucky WinnerEcstaticSelf-ConfidentFighterRocker



Jugar el Olavia Kite Game es fácil.
Tómese una foto por cada una de las siguientes categorías:
  1. Busy
  2. Indifferent
  3. Exhausted
  4. Fake glee
  5. Real glee
  6. Mean
  7. Center of attention
  8. Positive
  9. Lucky winner
  10. Ecstatic
  11. Self-confident
  12. Fighter
  13. Rocker

Suba las fotos a Flickr, agrégueles el tag "olaviakitegame" e invite a tres amigos a jugar.

La idea es de Azul. No pude dejar de reírme cuando me levanté de la cama y encontré mi fotoestudio convertido en juego. Es algo tan inesperado como reconfortante.

Si juegan me avisan. Estoy a la expectativa.


[ América — Nino Bravo ]




Año nuevo, ocio nuevo


¡Me aceptaron en el Vlog Internacional!


Me emociona haber encontrado una nueva excusa para no hacer tareas un nuevo pasatiempo. A falta de guitarra, bueno es iMovie.


[ Como todos — Nino Bravo ]




Audición

Me he llenado de coraje, he cambiado las ociosas siestas por valioso tiempo detrás de la cámara y frente al computador, he conseguido presentadores y banda sonora y finalmente, después de muchos días de pensarlo y sólo una tarde de grabación y edición, he aquí el producto que accidentalmente le envié a una compañía televisiva en busca de talento. Claro que como es una prueba de casting en vestido de baño, tal vez hasta me terminen contratando y deba abandonar mis poco productivos estudios para convertirme en presentadora de videos musicales en un escenario de playa. Eso es tan sólo el primer peldaño hacia la carátula de la revista Maxim.




Si mi ultra-sugestivo video no les abre en blip.tv, aquí está el link al viejo YouTube. Recibo comentarios sobre mi recién estrenado implante mamario y la escena de la guerra de almohadas.

¿No tiene idea de qué estoy hablando? ¿Sigue buscando bikinis y siliconas en este blog? Tiene usted dos opciones:
  1. Dirigirse a publicaciones especializadas en el asunto, como la revista SoHo, Donjuan o esos blogs raros que uno se encuentra en Blogscolombia haciendo clics al azar.
  2. Dirigirse al Vlog Internacional para el que estoy presentando audición con este video. No estoy segura de que me acepten—mi trayectoria en el mundo del videoblog es nula, jamás he cruzado palabra con sus miembros y hasta ahora pienso hacerles conocer mi intención. Pero bueno, al menos no me quedé dudando al borde del agua.



[ Just One Breath — Devics ]




Demasiado, demasiado poco

Eric Sutton, Bored Man.


1.

A veces me dan ganas de cerrar Acrónimos. Así, sin previo aviso; algo así como un acto egoísta tipo "¡Yo te he creado, yo te destruiré!". Cuando ya decidida y con sonrisa macabra reparo en el entusiasmo con que la gente juega, me da pesar y desisto. Entonces veo con qué fiebre comentan y se critican los participantes. Tal vez nunca debí haber puesto la Caja de resonancia, aunque creo que es a ella que se debe el éxito del juego, lo que hizo que la gente empezara a tomárselo a pecho—demasiado a pecho, a mi parecer. "Debí haber cerrado a las 3000 entradas, como Blogstop", es la impotente idea que siempre cierra estos episodios.


2.

Estoy pensando en presentar audición para el Vlog internacional. Según el wiki de la página el próximo tema son los buses, un tema no muy colorido en este lado de la región Kanto pero tampoco difícil de capturar. Sin embargo, no estoy del todo segura de querer participar, entre otras razones porque no tengo un motivo mayor que el tedio que me produce el retorno a este dormitorio y a la vida escolar que implica. Necesito un empujón para tomar la decisión final.


3.

Un guante negro refundido en un cuarto de doce metros cuadrados (de los cuales un 25% es ocupado por el baño) debería ser un incidente menor de fácil solución. Desafortunadamente, dado el tiempo transcurrido entre su desaparición y la detección de ésta y la espeluznante falta de orden del lugar, no lo es.



[ Hidden Place — Björk ]




Les temps sont durs pour les rêveurs.



Superado un largo episodio de dolor de estómago causado por un döner kebab picante al que no dudaría en dar una segunda oportunidad, se me ocurre que en este momento tengo la misma edad que tenía Amélie Poulain en la película y un corte de pelo más o menos parecido. No sé si esto es apenas una coincidencia sin importancia o si existe una relación más profunda entre el personaje y quien escribe. Por lo pronto, yo me siento un poco más allá del final de la historia.


[ Unfortunate Few — The Ditty Bops ]




Año Nuevo en Miami

He pasado el mejor Año Nuevo de mi vida. Bailé resto, conocí un montón de gente súper chévere y al otro día desperté con mucho dolor de cabeza pero ¡¡¡muy feliiiiiiz!!!

Eh... No. Así no fue.

Lo último que recuerdo del año 2006, además del súper paseo de olla que organizaron mis papás con familiares y más familiares míos, fue el ajiaco que comí en el aeropuerto El Dorado (no pude con todo pero estaba bien rico), el jugo de maracuyá y el usual contraste entre la despedida de mis familiares con la de Asai Sensei. La noche anterior, cosa curiosa, había dormido muy bien. Mi papá me despertó a eso de las seis de la mañana y terminé de empacar. Mi dotación de lentes de contacto se quedó sobre el tocador, cosa que me ha tenido pensando desde que me di cuenta de ello, por ahí a 30.000 pies de tierra firme. Creo que todavía estaba en Colombia cuando llegó la revelación a mí.

Creo que volar en fiestas de fin de año tiene un efecto positivo: los oficiales de inmigración están a) aburridos de tener tan triste turno o b) contagiados de un alegre espíritu que los hace hacerle a uno la charla pese a que hay quién sabe cuántas familias esperando en fila a que les digan "Welcome to the United States", cosa que creo que no me dijeron a mí, pero sí me dijo "¡Chao pues!" el que revisaba el formulario de aduana antes de pasar por las maletas. Cabe anotar que antes de ello me preguntó "¿Cachaca?", pregunta que me tomó completamente por sorpresa.

Lo que sigue consiste simplemente en tomar el equipaje, ubicarlo en algún punto estratégico, ir al baño maldiciendo no haber ido en el avión, encontrarlo intacto, tomar el ascensor, llamar a mi familia y avisarles que no pienso ponerme a buscar hotel. ¿Qué significa eso? Que Olavia Kite camina por ahí con sus maletas hasta encontrar una esquinita medio escondida, ubica su equipaje de mano en una silla, el carrito grande bajo sus pies, y se tapa con una de las dos chaquetas que lleva, disponiéndose a leer Kafka on the Shore.

El tiempo pasa. Cada 15 minutos anuncian la hora por el altavoz. De resto, además de la música navideña de fondo hay avisos sobre el alcalde, de apellido Álvarez, que agradece su visita a Miami "and the beaches!" y sobre el peligro de dejar maletas desatendidas. Yo leo hasta aburrirme. Por más que lo intento, no logro dormir más de 15 minutos. No sé cuál de todos los avisos es el que me despierta siempre.

Deben ser por ahí las ocho o nueve cuando aparece un señor rubio de sombrero que se acomoda un poco lejos de mí y se pone a leer. Cada vez que mi sueño es interrumpido torno mi mirada hacia él y ahí sigue, leyendo quién sabe qué. Bienaventurado él, que no se aburre tan fácilmente como yo. Sé que no puedo desear que el tiempo corra más rápidamente porque eso simplemente no sucederá. Retomo mis gafas y a Murakami.

A las once creo haber conquistado el sueño al fin, tan sólo para despertarme a las once y quince. El aeropuerto ha quedado desierto hace ya rato, exceptuando algunos trabajadores de camiseta color amarillo claro que departen sobre lo terribles que son los bolivianos. Me parece que uno de ellos pronuncia la l como los puertorriqueños. No se me hace tan terrible como lo hace sonar el reggaetón.

Los últimos diez minutos del año 2006 los gasto mirando el reloj que tengo a la izquierda, un poco alejado. Ya se han ido las azafatas que estaban festejando. Me he levantado un momento a estirarme, reacomodar la maleta más grande en el carrito y volver a mi puesto. Dos personas más han llegado a dormir en el suelo; uno de ellos tiene una colchonetica inflable. Por lo profundo que caen infiero que ya han hecho esto antes.

"Happy New Year!" nos dicen los funcionarios del aeropuerto después de gritarselo entre ellos y al frío reinante. Me paro, no sé a qué, y me quedo mirando al lector incansable. Me mira. Nos sonreímos débilmente. "Happy New Year", nos decimos. Por fin logro ver qué lee: es una guía Lonely Planet a Perú.
"You're going to Peru?"
"Yeah. Where are you from?"
"Colombia."
Los durmientes en el piso no se inmutan.

Brent es canadiense y vive en el Yukón con sus perros. Participa en carreras de trineos y me explica las propiedades del buen hielo. Va a pasar un mes en Perú y otro tanto en Ecuador, recorriendo lo que no conoció en su paseo del año anterior. Iba a hacer escala en Bogotá, pero le dijeron que no era recomendable, por lo que terminó en un larguísimo itinerario Nicaragua - Costa Rica - Perú. Me pregunta cómo es Bogotá y me doy cuenta de que no tengo mucho que decir al respecto. Le digo que no es tan peligroso como le han dicho, que mi profesor de japonés conoce Colombia mejor que yo, que si va a Bogotá me avise y le consigo compañía para que no sea un rubio aviso ambulante de "Tengo dinero, róbame", que el centro es interesante pero el norte no, y que Perú debe ser muy lindo; tengo un amigo allá y estuve en el aeropuerto cuando iba a Buenos Aires. La conversación fluye hasta que dan las 4 y llega un señor con una cornetica diciendo "¡Feliz Año Nuevo!" y trayendo un poco del sabor que latinoamericano al frío aeropuerto. Se abre el check-in en TACA; el vuelo a Nicaragua que iniciará el largo viaje de Brent está listo para partir. Nos tomamos fotos, nos despedimos y yo me dispongo a entregar mis maletas en el counter (¿los términos aeroportuarios tienen equivalentes en español?) de American Airlines.

No sé cómo habrá sido el comienzo de 2007 para mi familia, todos desperdigados ahora entre Santiago de Chile, Pasto, La Dorada y Bogotá. Sin embargo, en ningún momento he extrañado escuchar las doce campanadas en su compañía. Me hacen falta, claro, pero esto nada tiene que ver con las festividades sino con todo aquello que ha acontecido mientras me he encontrado con ellos, o al menos hablando con ellos. El año está compuesto de fechas que se suceden, algunas marcadas en rojo, pero lo que las hace especiales no tiene que ver con el hecho de estar resaltadas en el papel o de ser anunciadas con bombos y platillos en los medios de comunicación. Sólo el corazón de cada ser humano conoce los momentos que, perdidos en el eterno rodar del tiempo, se hacen intempestivamente inolvidables.


[ Changes — David Bowie ]




Sobrevolando el Ártico

Las alas del avión se agitan como si quisieran adquirir la movilidad de su contraparte emplumada. A lo lejos, el suelo de porcelana se resquebraja y flota sobre una capa líquida de negra sal. El tiempo retrocede a un momento anterior a nuestro encuentro mientras dormito y observo el vacío. Ahora volvemos a anhelarnos; muy pronto nuestros rasgos se desdibujarán, y manos y labios perderán todo rastro de antiguos roces, entregando el pasado a la imaginación para que proyecte un futuro de palacios y verdísimas briznas de hierba.

¿Dónde duermes ahora, Himura Kite? Te apropiaste de mi apellido sin permiso y ahora deseo con vehemencia que lo conserves, Kite—Kite, un nombre que ahora se refiere a lo mismo porque tú y yo somos lo mismo, un espejo de lados intercambiables. Giramos lentamente sobre los extremos opuestos de una esfera de magma, caminamos durante meses para tocarnos las mejillas, las espaldas, los brazos. Parece como si nunca hubiéramos dejado de mover las piernas, cruzándonos hasta tener que tornar la mirada para vernos de nuevo, en lontananza.

¿Dónde estás, Himura Kite? El tiempo retrocede a un momento anterior a nuestro encuentro y la vida que nos aguarda vuelve a tornarse difusa. Las olas del Pacífico convierten tu rostro en cientos de imágenes inmóviles y arribo adormecida a la isla que me aleja definitivamente de tu mirada. Sé que un día no muy lejano volveré a escuchar tu voz. Entonces sabré que este ir y venir del frío y los recuerdos no es infinito, y que la sensación de tu beso podrá perderse hoy en mi mente, pero mañana tú la harás reaparecer a la salida del aeropuerto, lejos de los vientos polares que embistieron el avión en el que crucé con reticencia las horas y fechas en dirección opuesta a ti.


[ Equinox Part 5 — Jean-Michel Jarré ]







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