French Dressing Porn
7 comentarios Otro delirio de Olavia Kite, hoy jueves, noviembre 18, 2010 a las 5:58 p. m..
Estoy harta del jabón líquido japonés. Estoy harta de que los supermercados me prometan la exótica experiencia del pepino ultrahidratante o el mango con manzana (¿para qué mezclar una fruta tan genial como el mango con la más fome de todo el universo?), solo para que el frasco me escupa de mala gana una porquería viscosa blancuzca que huele apenas a limpio. Limpio genérico desagradable. Imposible verlo de otro modo. Tal vez a ciegas sea más soportable, pero nunca me ha gustado bañarme a oscuras y ante mis ojos miopes el blanco viscoso borroso sigue siendo blanco viscoso. Me da mal genio de solo acercar la mano al dispensador.
Como si fuera poco iniciar el día de esa manera, al almuerzo recibo un plato de ensalada de repollo con repollo que tal vez mejoraría con un poco de aderezo. Pero entonces, helo ahí: un frasco gigantesco de salsa —¡adivinaron!— viscosa y blancuzca. Podrían reemplazarla con jabón y nadie se daría cuenta. La imagen mental sigue luchando contra el apetito. El cuento de "フレンチドレッシング(白)" —"French dressing (white)"— no me lo creo yo ni en un millón de años. Me digo el que para mí es el nombre real de la sustancia mientras la vierto con resignada repulsión.
Así las cosas, traje un jabón líquido de Bogotá con la esperanza de darle un descanso a mi matutina mueca de disgusto. "Sedúceme", dice el envase. "Para una piel deliciosamente irresistible. Con crema de chocolate y chantilly hidratante". Suena grasoso, pero son apenas metáforas rimbombantes para el laureth sulfato de sodio. En fin. Si no me detengo a leer las instrucciones de uso —"esparce esta espuma súper cremosa por tu cuerpo, vistiendo toda tu piel con ella", "enjuaga y ¡prepárate para seducir y ser seducida con una piel deliciosamente irresistible!"—, creo que le doy el visto bueno. Lo de la seducción está aún por verse, pero por lo menos el aroma a chocolate recién lavado (¿?) y color oscuro me tranquilizan e incluso alcanzo a olvidar que al otro lado de la ducha todavía me espera ese dispensador barrigón, sonriente y macabro como el fin de las vacaciones. El único problema es que me despierta unas ganas terribles de comer chocolatinas, pero bañarse con hambre es mucho mejor que bañarse con asco.
Respecto del aderezo no he hecho ningún esfuerzo por buscar una solución, salvo tal vez comer más seguido en mi casa. De todas maneras la ensalada es la ensalada y hay que nutrirse. Afortunadamente, mi imaginación sobrestimulada cede al primer bocado. Sabe a vinagre con nada. Sabe a me faltan tres estómagos para digerir esto. Qué insoportablemente insípido es el repollo.
[ I Have Seen — Zero 7 ]
Como si fuera poco iniciar el día de esa manera, al almuerzo recibo un plato de ensalada de repollo con repollo que tal vez mejoraría con un poco de aderezo. Pero entonces, helo ahí: un frasco gigantesco de salsa —¡adivinaron!— viscosa y blancuzca. Podrían reemplazarla con jabón y nadie se daría cuenta. La imagen mental sigue luchando contra el apetito. El cuento de "フレンチドレッシング(白)" —"French dressing (white)"— no me lo creo yo ni en un millón de años. Me digo el que para mí es el nombre real de la sustancia mientras la vierto con resignada repulsión.
Así las cosas, traje un jabón líquido de Bogotá con la esperanza de darle un descanso a mi matutina mueca de disgusto. "Sedúceme", dice el envase. "Para una piel deliciosamente irresistible. Con crema de chocolate y chantilly hidratante". Suena grasoso, pero son apenas metáforas rimbombantes para el laureth sulfato de sodio. En fin. Si no me detengo a leer las instrucciones de uso —"esparce esta espuma súper cremosa por tu cuerpo, vistiendo toda tu piel con ella", "enjuaga y ¡prepárate para seducir y ser seducida con una piel deliciosamente irresistible!"—, creo que le doy el visto bueno. Lo de la seducción está aún por verse, pero por lo menos el aroma a chocolate recién lavado (¿?) y color oscuro me tranquilizan e incluso alcanzo a olvidar que al otro lado de la ducha todavía me espera ese dispensador barrigón, sonriente y macabro como el fin de las vacaciones. El único problema es que me despierta unas ganas terribles de comer chocolatinas, pero bañarse con hambre es mucho mejor que bañarse con asco.
Respecto del aderezo no he hecho ningún esfuerzo por buscar una solución, salvo tal vez comer más seguido en mi casa. De todas maneras la ensalada es la ensalada y hay que nutrirse. Afortunadamente, mi imaginación sobrestimulada cede al primer bocado. Sabe a vinagre con nada. Sabe a me faltan tres estómagos para digerir esto. Qué insoportablemente insípido es el repollo.
[ I Have Seen — Zero 7 ]
Me gusta mucho pasar por aquí. Siempre me gusta lo que leo. :)
Laureth sulfato de sodio. Creo que desde chiquito me río con ese nombre. Y siempre me envideo porque dicen "aqua" en vez de "agua".
Y está lindo el "pun".
Tres días seguidos de repollo con repollo aderezado con vinagre de sabor a vinagre y estaría componiendo mi /yuigon/. Haces bien en comer en la casa. Algo se debe poder hacer.
Ya no me queda la menor duda: la ensalada es otra de las cosas que hay que dejar que los suizos hagan por uno, particularmente a los señores del Migros.
Alguna vez en un catálogo de Oriflame ví un shampoo de vainilla y yuca... ¿Qué propiedades hidratantes tendrá la yuca? Nunca lo compré como para saber si olía a yuca o si el pelo quedaba oliendo a... vainilla y yuca o_0
Yo ahora estoy pensando qué cosas llevar cuando viaje y que tan chuchumeco sería llevarlas... será que llevo talcos mexana? será que llevo shampoo jhonson? Menticol?
Exijo rectificación por decirle fome a la manzana!
Javier: Gracias a tu inquietud sobre "aqua" acabo de aprender que toca usar la palabra en latín de acuerdo a la Nomenclatura Internacional para Ingredientes Cosméticos.
Arturo: He tenido una fiebre de ahuyama para compensar por el exceso de repollo, pero creo que me estoy empezando a aburrir. Lo importante es erradicar por completo la presencia de la salsa maldita.
Cavorite: Y si no que lo digan los dinosaurios, principales beneficiarios de la gran tradición ensaladística del Migros.
Balalaika: No sé si esto tendrá algo que ver, pero hace poco estuve manipulando un ñame y era de lo más baboso. Luego leí que en el Japón antiguo el ñame se usaba como lubricante.
Alfabravo: ¡Jamás! La manzana es fome, fome, fome. ¡No se compara con el fantástico mango!