Anne Koedt, apuntes sueltos
0 comentarios Otro delirio de Olavia Kite, hoy domingo, mayo 18, 2008 a las 8:01 a. m..
"The Myth of the Vaginal Orgasm" (1970) es un artículo de Anne Koedt que describe cómo la sexualidad femenina ha sido erróneamente definida en términos del placer masculino. Hace parte del material de lectura de una de mis clases y estuvimos discutiéndolo esta semana.
Primer momento
(En el que se comprende por qué no existen los estudios de género en Japón.)
Profesora: Cuando vayan a deshacerse de estas copias, no las boten en cualquier parte. Táchenlas. No sea que alguien las encuentre y piense 'en qué clase les ponen a leer estas cosas'...
A grandes rasgos el artículo plantea lo siguiente: Según Freud (misógino por excelencia), el orgasmo clitoriano era cosa exclusiva de la adolescencia y debía desaparecer tras la iniciación de la vida sexual al ser transferido a la vagina, donde supuestamente se sentían orgasmos "más maduros" por medio de la penetración. El resultado de la creencia en esta teoría fue un elevadísimo número de casos de frigidez, problema para el que él recomendaba tratamiento psiquiátrico, ya que obedecía a una falta de ajuste mental de la paciente a su rol 'natural' como la mujer. La causa de esta renunciación a la femineidad: envidia del hombre. (Ahora, de cómo rayos llegó Freud a esta conclusión traída de los cabellos, no tengo la más remota idea.)
No obstante, la evidencia médica apunta hacia el clítoris como el órgano responsable del orgasmo femenino, ya que el interior de la vagina es tan sensible como cualquier otro órgano interno, es decir, casi nada. Pero entonces, si es así, ¿por qué tanto empeño por ocultar los verdaderos fundamentos de la sexualidad femenina? Bueno, entre otras razones porque en términos de placer haría del pene no una necesidad biológica sino una opción, amenazando así la institución heterosexual y abriendo un abanico de posibilidades para las relaciones humanas, hasta entonces estrictamente definidas como hombre-mujer.
Segundo momento
(En el que se comprende por qué el feminismo no parece ir para ningún Pereira.)
Yo: ... Entonces la profesora nos contaba que en Japón muy pocas mujeres saben que el orgasmo vaginal [como lo define Freud] no existe, que sólo ocurre por el clítoris. ¿Tú sabías?
Compañera no-japonesa: Por supuesto que sabía, si he leído mucho la Cosmopolitan.
La Cosmopolitan sería un ejemplo perfecto de los alcances del mito: los consejos sexuales que provee están encaminados única y exclusivamente a complacer a una contraparte masculina y se encuentran centrados en la penetración, negando así además toda visibilidad a las relaciones homosexuales. Una revista de tanto alcance entre la población femenina ha contribuido en gran parte a perpetuar el heterosexismo y los estereotipos sobre roles de género. En una era donde el conocimiento debería ser mucho más accesible las mujeres aún carecemos de información adecuada sobre nuestro propio cuerpo. Mientras esto suceda, cualquiera puede llenarnos la cabeza de dudas y culpas que nos perjudican y mantienen oprimidas ante una sociedad a todas luces machista.
Me pregunto si el famoso punto G tiene algo que ver con este mito, si es un intento de reclamar la penetración como centro del placer sexual femenino en vista de la inminente apropiación del clítoris.
[ I'm Going Slightly Mad — Queen ]
Primer momento
(En el que se comprende por qué no existen los estudios de género en Japón.)
Profesora: Cuando vayan a deshacerse de estas copias, no las boten en cualquier parte. Táchenlas. No sea que alguien las encuentre y piense 'en qué clase les ponen a leer estas cosas'...
A grandes rasgos el artículo plantea lo siguiente: Según Freud (misógino por excelencia), el orgasmo clitoriano era cosa exclusiva de la adolescencia y debía desaparecer tras la iniciación de la vida sexual al ser transferido a la vagina, donde supuestamente se sentían orgasmos "más maduros" por medio de la penetración. El resultado de la creencia en esta teoría fue un elevadísimo número de casos de frigidez, problema para el que él recomendaba tratamiento psiquiátrico, ya que obedecía a una falta de ajuste mental de la paciente a su rol 'natural' como la mujer. La causa de esta renunciación a la femineidad: envidia del hombre. (Ahora, de cómo rayos llegó Freud a esta conclusión traída de los cabellos, no tengo la más remota idea.)
No obstante, la evidencia médica apunta hacia el clítoris como el órgano responsable del orgasmo femenino, ya que el interior de la vagina es tan sensible como cualquier otro órgano interno, es decir, casi nada. Pero entonces, si es así, ¿por qué tanto empeño por ocultar los verdaderos fundamentos de la sexualidad femenina? Bueno, entre otras razones porque en términos de placer haría del pene no una necesidad biológica sino una opción, amenazando así la institución heterosexual y abriendo un abanico de posibilidades para las relaciones humanas, hasta entonces estrictamente definidas como hombre-mujer.
Segundo momento
(En el que se comprende por qué el feminismo no parece ir para ningún Pereira.)
Yo: ... Entonces la profesora nos contaba que en Japón muy pocas mujeres saben que el orgasmo vaginal [como lo define Freud] no existe, que sólo ocurre por el clítoris. ¿Tú sabías?
Compañera no-japonesa: Por supuesto que sabía, si he leído mucho la Cosmopolitan.
La Cosmopolitan sería un ejemplo perfecto de los alcances del mito: los consejos sexuales que provee están encaminados única y exclusivamente a complacer a una contraparte masculina y se encuentran centrados en la penetración, negando así además toda visibilidad a las relaciones homosexuales. Una revista de tanto alcance entre la población femenina ha contribuido en gran parte a perpetuar el heterosexismo y los estereotipos sobre roles de género. En una era donde el conocimiento debería ser mucho más accesible las mujeres aún carecemos de información adecuada sobre nuestro propio cuerpo. Mientras esto suceda, cualquiera puede llenarnos la cabeza de dudas y culpas que nos perjudican y mantienen oprimidas ante una sociedad a todas luces machista.
Me pregunto si el famoso punto G tiene algo que ver con este mito, si es un intento de reclamar la penetración como centro del placer sexual femenino en vista de la inminente apropiación del clítoris.
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Etiquetas: estudios de género, feminismo
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