Doblepensar

El blog favorito de la mamá de Olavia Kite.


French Dressing Porn

Estoy harta del jabón líquido japonés. Estoy harta de que los supermercados me prometan la exótica experiencia del pepino ultrahidratante o el mango con manzana (¿para qué mezclar una fruta tan genial como el mango con la más fome de todo el universo?), solo para que el frasco me escupa de mala gana una porquería viscosa blancuzca que huele apenas a limpio. Limpio genérico desagradable. Imposible verlo de otro modo. Tal vez a ciegas sea más soportable, pero nunca me ha gustado bañarme a oscuras y ante mis ojos miopes el blanco viscoso borroso sigue siendo blanco viscoso. Me da mal genio de solo acercar la mano al dispensador.

Como si fuera poco iniciar el día de esa manera, al almuerzo recibo un plato de ensalada de repollo con repollo que tal vez mejoraría con un poco de aderezo. Pero entonces, helo ahí: un frasco gigantesco de salsa —¡adivinaron!— viscosa y blancuzca. Podrían reemplazarla con jabón y nadie se daría cuenta. La imagen mental sigue luchando contra el apetito. El cuento de "フレンチドレッシング(白)" —"French dressing (white)"— no me lo creo yo ni en un millón de años. Me digo el que para mí es el nombre real de la sustancia mientras la vierto con resignada repulsión.

Así las cosas, traje un jabón líquido de Bogotá con la esperanza de darle un descanso a mi matutina mueca de disgusto. "Sedúceme", dice el envase. "Para una piel deliciosamente irresistible. Con crema de chocolate y chantilly hidratante". Suena grasoso, pero son apenas metáforas rimbombantes para el laureth sulfato de sodio. En fin. Si no me detengo a leer las instrucciones de uso —"esparce esta espuma súper cremosa por tu cuerpo, vistiendo toda tu piel con ella", "enjuaga y ¡prepárate para seducir y ser seducida con una piel deliciosamente irresistible!"—, creo que le doy el visto bueno. Lo de la seducción está aún por verse, pero por lo menos el aroma a chocolate recién lavado (¿?) y color oscuro me tranquilizan e incluso alcanzo a olvidar que al otro lado de la ducha todavía me espera ese dispensador barrigón, sonriente y macabro como el fin de las vacaciones. El único problema es que me despierta unas ganas terribles de comer chocolatinas, pero bañarse con hambre es mucho mejor que bañarse con asco.

Respecto del aderezo no he hecho ningún esfuerzo por buscar una solución, salvo tal vez comer más seguido en mi casa. De todas maneras la ensalada es la ensalada y hay que nutrirse. Afortunadamente, mi imaginación sobrestimulada cede al primer bocado. Sabe a vinagre con nada. Sabe a me faltan tres estómagos para digerir esto. Qué insoportablemente insípido es el repollo.


[ I Have Seen — Zero 7 ]

Etiquetas: , ,




Twitter, o El ruido indeleble

Hace unos días mencioné en Twitter que jamás volvería a Kioto. Podía entreverse en el tweet mi cabeza arrojada hacia un lado con el dorso de la mano sobre la frente, casi que a punto de romper en canto, Capri, c'est fini. Sin embargo, como a las dos horas estaba pensando en un itinerario para un posible tour Nagoya-Kioto. Ya no tiene ninguna validez lo antes dicho, pero ahí está. Tal vez alguien lo haya visto y se lo tome a mal, quién sabe. El caso es que lo que para mí fue un lamparazo sin sentido devino en una declaración indeleble. Twitter se ha convertido en el nuevo pensar en voz alta, con la diferencia de que lo que allí se dice queda consignado, adquiriendo así un peso mucho mayor del que suele merecer. Claro, también sirve para interactuar, pero en aras de establecer contacto enviamos señales al vacío, postales de nuestra vida a la espera de alguien que las recoja y le dé valor a aquello a lo que nosotros mismos no le concederíamos mayor importancia.

Hace un tiempo, en un momento de especial desespero y confusión, encontré un tweet que me molestó y automáticamente respondí con otro tweet. Esto generó un malentendido que hasta el día de hoy no se ha aclarado, supongo que por el carácter críptico de ambos mensajes. Un indirectazo malinterpretado, otro indirectazo que se consideró altamente ofensivo, dos personas gratuitamente enojadas y tristes. Supongo que ahora pago las consecuencias de algo que en la vida real se habría solucionado fácilmente a los gritos o echándome a llorar, medidas muchísimo más valientes que los sablazos disfrazados. Y es que cuando uno no tiene a quién recurrir en un momento dado, Twitter ofrece el atractivo de parecer un gran confesionario, el hueco donde se vociferan secretos y se tapan con tierra. La diferencia es que en realidad todo queda al aire, a la vista de todo el mundo y sujeto a todo tipo de interpretaciones. Es así como Twitter se convierte en un repositorio de indirectazos.

Buena parte de los tweets de muchas personas parece estar destinada a un receptor tácito. No hace falta mencionar que estos mensajes suelen ser de carácter sentimental y expresan ideas negativas. Así pues, escribir en Twitter es como andar componiendo "You're So Vain" miles de veces y con mucha menos gracia, ahí por el ladito a ver si el mentado coge el chiste pero ojalá que no para no tener que enfrentarlo en realidad. Cuando no es eso, es un intento frenético de inmortalizar nuestra soledad con la esperanza de remediarla. Twitter nos revela como náufragos tirando botellas al mar con la lancha parqueada a nuestro lado.

No me gusta lo que me ha traído Twitter. Esto no quiere decir que vaya a cerrar mi cuenta, pero ahora quisiera pensarlo dos veces antes de regar por ahí el contenido de mi cerebro como si de un sustituto del diván se tratase. Necesito recordar que propagar ondas de radio no significa necesariamente que alguien las vaya a detectar, y que de todos modos lo único que estoy haciendo es llenar el espacio de ruido.


[ In Time — Zero 7 ]

Etiquetas: ,




やる気がない

Últimamente le he perdido el gusto a escribir. Empiezo y a las tres frases me aburro. Solo mantengo el diario de sueños porque ese es necesario (no sé para qué, pero lo es). Tampoco puedo tocar ukulele. A veces lo cojo y toco tres acordes y suena horrible.

Dibujar, en cambio, es como volver a Waikiki y ver mis pies pálidos al fondo del mar. No pienso mucho al dibujar. La mente se me vuelve líneas y colores y todo sale bien así salga mal.

No sé qué más decir. Sigo viva. Hace frío. Me gusta Paul McCartney.


[ Nineteen Hundred and Eighty-Five — Paul McCartney & Wings ]

Etiquetas: , , , ,




De gris violáceo a violeta

Últimamente me invade la sensación de haber desaparecido. Sin embargo, es difícil comprobarlo.
Mis palabras atestiguarían mi existencia, pero podría haberlas escrito cualquiera.
El espejo miente.
Necesito testigos.


[ My Body Is a Cage — Arcade Fire ]

Etiquetas:




No tomar las de Villadiego

Pensándolo bien, no soy la fuente de todos los males del mundo. No voy a dejarlo todo tirado para recluirme (todavía más) a ver si con mi exilio se restablece la armonía mundial. Habrá que respirar profundo, volver al campo de batalla y sentarse a atender las heridas ocasionadas y recibidas. Tomará tiempo, no lo dudo, pero me figuro que vale la pena.

"But the way I see it, you can either run from it, or learn from it!"


[ Ladyflash — The Go! Team ]

Etiquetas:




Tomar las de Villadiego

Imaginaré que ya escribí lo que callo porque lo dicho ha sido, cuando no insuficiente, contraproducente y fatal.

"You can't touch anything without destroying it!"


[ I Am Nothing — Nellie McKay ]

Etiquetas:




Luces de Purkinje

Henos aquí, enfrentados a la realidad. No se puede tener los ojos cerrados demasiado tiempo. Al menos no cuando ya se ha despertado y uno es consciente de que hay un telón anaranjado con manchas voladoras obstaculizando lo que sea que haya enfrente. El error, aunque inevitable, consiste en abrir los ojos. Las luces se evaporan. A veces quedan algunos destellos morados salpicando el paisaje, pero estos no duran más de diez segundos. Y entonces hela ahí, la frustración de saber que el sueño no fue más que un sueño y que faltan catorce horas para acostarse de nuevo, que si se sigue dando vueltas tercamente en la cama se enfrían los pies y las cobijas se tornan insoportables, que volver a dormir no lo devuelve a uno al capítulo en el que quedó la madrugada anterior como sí pasa cuando uno vuelve a despertar. Despertar para que a uno se le escape un suspiro de impotencia al abrir la ventana y encontrarse un parqueadero que da contra un bosque que da contra un edificio que da contra el cielo que tal vez dé contra el océano que da contra una playa que da contra una calle que da contra una fachada que tropieza con un borde y ese borde es un alféizar y sobre ese alféizar reposan los dedos conocidos de alguien que tampoco puede verlo a uno con tanto obstáculo por delante.

Obviamente, la frustración desaparecería si al disiparse las luces de Purkinje apareciera ante uno una espalda o una cara—esa espalda y esa cara. Pero entonces surgirían nuevas frustraciones. Qué cosa para roncar tan duro y por qué demonios no se acordó de pagar el recibo del gas a tiempo, por ejemplo.


[ Don't Bring Me Down — Sia ]

Etiquetas: , ,




La llama lanzallamas

Voy a escribir porque no se me ocurre qué más hacer. Me duele la cabeza y dejé que me crecieran demasiado las uñas. Dejé que me crecieran demasiado las uñas y se me tropiezan en mi mayor, lo cual dificulta enormemente la práctica del ukulele. Mi mayor es una nota muy sencilla en guitarra, pero muy cansona en ukulele. Y peor aún con estas garras que hacen ruido al teclear. No estoy acostumbrada a esto desde que tocaba bajo y me tocaba mantenerlas cortísimas.

Quisiera poder escribir entradas de diario interesantes como j. Hoy en Pandi mis padres y yo comimos brevas con arequipe y hablamos de cómo las brevas son mucho mejores con queso costeño. Jugué ping-pong con mi papá. Mi papá es mucho mejor que yo, pero yo no soy tan, tan mala. Es el único deporte en el que no soy ridículamente mala, a decir verdad.

j. dice que hay que escribir todos los días, pero si cada día escribo basura como esta, realmente no hay mucha esperanza en el mundo para mí. Escribiré sobre una llama que escupe fuego: la llama lanzallamas. La policía secreta de Perú recibe de vez en cuando casos especiales que requieren armas ultrasecretas perfectamente camuflables entre el paisaje. Cuando las cosas se ponen pesadas el jefe aprieta un botón y le murmura al segundo en el mando: "llama a la llama lanzallamas". Lo que al lector no le queda claro al empezar a leer "La llama lanzallamas" es si se trtata de una fuga de gas que ha cobrado vida o de una llama hembra que anda pariendo como si botara balas de cañón. Ni lo uno ni lo otro.

Espere "La llama lanzallamas" en su kiosco favorito. Esperemos el fin de las conversaciones con j. a raíz de esta manifestación de talento literario nulo.


[ When You Smile — The Flaming Lips ]

Etiquetas: , ,




El ciclo del agua, 2

Creo que la falla fundamental de la representante de los testigos de Jehová que vino ayer fue pretender que yo me hiciera preguntas que jamás me hago, como quién hizo el agua y quién controla el ciclo del agua.

No es que yo nunca me haga preguntas. He pasado de mi papá al Diccionario Enciclopédico Salvat a la Enciclopedia Encarta a la Wikipedia a Naomi Wolf. Yo siempre he tenido preguntas. A mí me interesa saber por qué se supone que los pelitos que me salen por todo el cuerpo son asquerosos, o por qué tengo que sentirme culpable si no estoy en los meros huesos o al menos sintiendo hambre todo el tiempo. Yo quiero saber por qué algunas personas pueden quererse y otras no. O por qué el gusto por el sexo es malo. O por qué cuando uno es mujer el gusto por el sexo es especialmente malo. Ya que tanto ánimo tiene de resolver dudas, ¿podría resolverme estas, señora?

¿Puede usted decirme con qué eufemismos debería decorar las cosas que siento cuando las siento? ¿Puede señalarme la página de la Réveillez-vous donde se me indique cómo callar sin implotar?

Tell me, do you really think you're going to hell for having loved?

Me llamo tal como le dije que me llamo y exijo respuestas.


[ Our Mutual Friend — The Divine Comedy ]

Etiquetas: , , , ,




Escisión

La lámpara de mi cuarto se rompió hace tiempo, cuando intentaba arreglar un bombillo que no encendía. No conseguí repuesto para la parte quebrada, así que acostada en el futón recorro la grieta y la pego con cinta pegante mental. ¿Cinta plateada? ¿Cinta transparente? Miro la grieta y pienso en la palabra "cisma". Cisma, escisión, desavenencia. "Escisión" fue una de esas palabras que salieron en el Concurso de Ortografía cuando estaba en las eliminatorias del colegio. Tenía 13 años y pasé a la final. Me gané unos patines, lo cual siempre se me hizo extraño. ¿Qué mensaje querían enviar con ese premio? ¿"Deja de leer tanto, cuatro-ojos, y sal a tomar aire"? Y yo que ni siquiera tenía gafas, pero fue precisamente en esa final televisada que se hizo evidente mi miopía. Perdí por ciega.

Antes de mi gran debut como perdedora salió en el diario un perfil de los finalistas. Había una foto mía horrible (pero qué le hacemos si yo era horrible). Una entrevistadora me hizo preguntas y le parecí chistosísima. Mi mamá le dijo que yo escribía cuentos, que qué podíamos hacer para publicarlos. La señora era la encargada de Aventuras, el suplemento infantil del periódico del domingo. Dijo que podría enviarlos a su sección para publicarlos en la página de correspondencia de los (pequeños) lectores. No me atreví a hacerlo porque 1) estaba convencida de que de todas maneras no iban a publicar nada y 2) yo escribía en inglés. No obstante el desánimo, yo seguía convencida de que lo que quería era dedicarme a escribir cuentos y sacarlos en libritos. Aquí es donde viene la voz de j. diciendo que si quiero publicar tengo que escribir muchos cuentos primero. Entonces yo me pongo triste y furiosa conmigo misma porque es tal como me dijo Himura alguna vez, que yo no soy más que una simple escritora de blog, y es peor sabiendo que ahora los blogs pasaron de moda y lo de ahora es tener Tumblr donde nadie escribe de a mucho salvo j. que si no tuviera con qué escribir escribiría con su propia sangre, seguro. Como Alexandros Panagulis en Bogiati.

A match as a pen
Blood on the floor as ink
The forgotten gauze cover as paper
But what should I write?
I might just manage my address
This ink is strange; it clots
I write you from a prison
in Greece

No sé a qué iba esta historia. Ah, sí, a que ya no escribo y lo único que tengo es este rectangulito, y eso, porque después de lo pasmada que quedé en Europa le perdí la práctica por completo. Y eso que tenía hartas cosas que contar. Pero con todo y la hirviente frustración que me produce esta involuntaria escisión de lo que otrora creyera vital, hoy voy a hacerle caso a ese par de patines y me voy a tomar el sol.


[ Afuera — Caifanes ]

Etiquetas: , , ,




Hola, por qué andas sola

A veces se me ocurre que quiero escribir sobre mis vecinos de países islámicos y lo deliciosamente insoportable que es recorrer el pasillo de mi edificio a la hora del almuerzo o la cena ("¡y yo comiendo gusanos!"). Sin embargo, en realidad no tengo mayor cosa que decir salvo que ellos se alimentan bien y yo mal.

Hoy descubrí que enrejaron el pasillo que conecta los dos edificios de mi facultad en el sexto piso. Al parecer por fin se aburrieron de los suicidios. Me imagino que la gente ahora tendrá que tirarse desde la facultad de arte o tal vez aumentará el número de ahorcados. Afortunadamente no se volvieron a presentar asesinatos desde que un fanático religioso degolló al profesor que estaba traduciendo Los versos satánicos al japonés. Eso fue hace rato, frente a los ascensores del séptimo piso. Todavía hay un cartel amarillento y arrugado pegado a la pared de unas escaleras, invitando a colaborar con las autoridades para encontrar al asesino.

Se cayeron las flores de cerezo y no me tomé la molestia de ir a contemplarlas.


[ God Only Knows — Beach Boys ]

Etiquetas: , ,




Fundido a negro

A veces se me olvida cómo ser humana.

A veces noto una extraña sensación de vacío en el tórax y me pregunto si es hambre. Ante el recuerdo del síncope del año pasado suelo forzarme a comer algo, no sea que vuelva a caer como un árbol viejo en medio del bosque (si una mujer encerrada colapsa y nadie se da cuenta, ¿realmente ha colapsado?). Otras veces debo arrastrarme a la calle porque se supone que hay que tomar el sol y caminar de un lado a otro. Eso es lo que hace la gente durante el día, ¿no?

No sé cuándo fue la última vez que supe que estaba viva. En este limbo cómodo donde siempre suenan canciones que me gustan bien podría ser un fantasma. ¿De quién serán las carcajadas que emanan de aquel apartamento esquinero que nadie visita? La puerta está bloqueada por dos inmensas cajas de cartón y un mueble pútrido que el viento amontonó.

Ya no me desvela hallarme en el borde del mundo, abandonada. Quisiera pensar que la imagen de Atreyu tomándose una sopa negra y asomándose a la Nada que consume a Fantasia ya no se compara con mi vida, tal vez porque en realidad no tengo una vida. Me limito a existir... si es que existo, porque en realidad no lo sé. Sé que me gusta cantar, que me encanta la leche de soya saborizada, pero el resto de detalles se ha ido borrando como una inscripción vieja. Debo mirarme al espejo seguido para comprobar que la luz no me atraviesa. ¿Acaso me consume a mí también la Nada? ¿Quién me imagina, para pedirle que venga a mi rescate?

A medida que me he ido desvaneciendo he perdido las palabras y las ideas, y la mente se me ha vuelto solo colores. En ocasiones lo único que ocupa mi cabeza es aquel naranja furioso sobre el que se delinean las ramas desnudas de los ginkgos al anochecer. Es tan nítido. Sin embargo sé que dentro de un rato lo olvidaré, y ese pedazo de mí se esfumará en un irremediable fundido a negro, como todos los otros.


[ Tive Razão — Seu Jorge ]

Etiquetas: ,




Overpaid

Ayer el TA de francés (que también es una especie de supervisor de TAs extranjeros) nos convocó a mi jefa y a mí a una reunioncilla después de una de las clases en que trabajo. Tras listar un par de nimiedades burocráticas, el señor mencionó que probablemente me están pagando de más. Esto obviamente no lo hizo de manera directa, sino que casualmente preguntó: "¿Está bien que le paguen esa cantidad?" Confusa le dije que suponía que sí y mi jefa agregó que tal vez incluso deberían darme más. Entonces el señor soltó la bomba: los de la universidad estaban pensando que probablemente mi sueldo era excesivo. Este comentario y sus posteriores intentos inútiles de explicarlo estuvieron acompañados todo el tiempo de aquella pregunta, como si de una absurda letanía corporativa se tratara. Hasta entonces yo venía traduciendo lo que el TA me decía en japonés a inglés para que mi jefa entendiera, pero de repente estuve convencida de que no estaba comprendiendo nada. Entonces mi jefa lo instó a hablar en una lingua franca:
"Tu parles français, n'est-ce pas?" (Tú hablas francés, ¿no?) dijo ella.
Él soltó una risita avergonzada.
"Est-ce que tu penses que je devrais recevoir moins?" (¿Acaso piensas que debería recibir menos?) protesté yo.
El señor no se atrevió a abandonar el japonés (¡pese a que hace un par de semanas sí fue capaz de sostener toda una conversación conmigo en francés!). Adujo que soy la única que gana lo que gano, que los demás no reciben tanto, que sí, eso fue lo que me prometieron pero que "¿de verdad le parece bien ganar todo eso?"

Odio odio odio esta maldita manía de los japoneses de forzar su punto de vista sobre uno. Tienen que lograr a como dé lugar que yo consienta algo a lo que me opongo para lavarse las manos y dejarme el bulto a mí. Pero, ¿¡a quién se le ocurre tratar de convencer a un empleado ya contratado de que demande que cambien las condiciones de su contrato!? ¡¿Esperan acaso que yo realmente les pida el favor de que me paguen menos?! Claro, es que esos billetes ya los tengo repetidos; mejor se los devuelvo.

En la noche fui al concierto de Franz Ferdinand en Tokio. Toda la bilis se evaporó en aullidos y saltos, en el ensueño de la figura lejana de Alex Kapranos y su voz que se me metía por las botas de los pantalones y salía por el cuello y las mangas de la camiseta. Salí del Tokyo International Forum con la sensación de tener dos cilindros largos por orejas, el corazón en una especie de estado post-orgásmico y las manos en los bolsillos de la chaqueta verde. Los edificios estaban iluminados como si en el vidrio y el metal se resumiera toda la belleza del mundo. En los restaurantuchos bajo la vía férrea había salarymen cuchareando las cenizas de su ánimo y ayudantes de cocina que me veían pasar mientras lavaban utensilios. A través de una vidriera se veía una cajera anciana con los ojos fijos en la nada oscura. El clima era sumamente agradable. Entonces maldije a Japón por hacerme enamorar de él cada vez que lo odiaba.


[ This Fire — Franz Ferdinand ]

Etiquetas: , , , ,




Au secours!

Hoy presenté un examen de francés para el que no estudié ni un ápice. Se me había olvidado por completo que lo tenía, inclusive planeaba no ir a la clase para seguir luchando con un cuento que debo terminar para la revista del Departamento de Lenguas Extranjeras de la universidad y que ya va tarde. El cuento tiene principio y fin, pero aún no logro conectarlos bien. Escribir cuentos me duele mucho. Pero ese no es el punto: el punto es que Rena Numoto me mandó un mensaje a las 12:10 preguntándome si tenía idea de que había un examen a las 12:15. Y yo en pijama. Y afuera lloviendo. Lo más triste es que aún si hubiera decidido ir a clase no habría estudiado sino traducido el capítulo siguiente del libro con la orgullosa sensación de estar haciendo las cosas bien tan solo para enterarme de lo que ahora sabía mientras las gafas se me llenaban de gotitas y un pedazo del cuento se hacía claro justo al bajar una cuesta leve y dar una curva a toda velocidad en el suelo resbaloso.

Mientras llenaba un papel a la guachapanda con garabatos que parecían números y palabras adivinadas maldije mi vida y mi pereza y lo que sea que me ha mantenido alejada del francés durante todo este tiempo. A ver, Olavia, usted dejó de estudiar alemán para concentrarse en el francés. No, no es cierto. Yo dejé de estudiar alemán porque no tenía caso traducir eternamente del alemán al japonés. Lo peor es que los exámenes de alemán eran más fáciles. No, no eran más fáciles: eran más prácticos. Tiene más sentido tener el diccionario a la mano y traducir de la mejor manera posible un párrafo del alemán al japonés que aprenderse de memoria lo que dice el libro de francés y con esa información llenar casillas. De todas maneras nadie aprende nada.

Pero yo para qué busco culpables si aquí la única que no está progresando soy yo. Yo, la que a los 15 años debería aprender un nuevo idioma según la profesora de inglés porque estaba en la edad perfecta para asimilar bien las lenguas extranjeras y tenía especial habilidad para ello. Yo, la que llegó directo a Francés 4 en Los Andes después de apenas haber estudiado por su cuenta con el viejo libro de su madre y salió con la mejor nota de la clase y dándole venias al profesor porque el japonés—que luego se le olvidó en Japón—estaba permeando su vida. Yo, la que no siguió a Francés 5 porque "ya con lo que tenía seguro podría seguir por mi cuenta y mejor me concentro en el japonés". Qué idiota.

No quise mirar la hoja de respuestas que me entregaron al terminar. El ojo apenas alcanzó a fijarse en una palabra antes de doblarla como quien cierra una puerta pesada: secouru. Volví a mi casa pedaleando sumergida en gris líquido, con la idea del cuento borrándose sobre la misma cuesta en la que había aparecido y la convicción de que lo único que hay por socorrer en este momento es mi cerebro, que quién sabe en qué momento perdió toda noción de prioridad.


[ Tattva — Kula Shaker ]

Etiquetas: , , , , , , , ,




Edger

Universidad de Tsukuba, salón 2B207, 9:15am.

La hoja que nos entregó la niña que está haciendo la presentación tiene como título "Edger Allan Poe and Horrid Laws of Political Economy" (sic). Edger. En un curso anual sobre Edgar Allan Poe. Habiendo tenido más de una semana para obturar las pupilas frente a una fotocopia que dice en letras grandes y negras "Edgar Allan Poe and the Horrid Laws of Political Economy". ¿Esta gente realmente lee o su cerebro corre Google Translate?

No tiene absolutamente ningún sentido venir a un salón a dejar vibrar los huesecillos del oído mientras alguien dedica toda la clase a presentar un resumen traducido de tres párrafos de la lectura que nos han repartido. Me gustaría estar aprendiendo algo aquí, pero creo que desde 2006 ha ocurrido de todo menos eso. Claro que en las aulas japonesas me he afianzado en el dibujo, si hemos de verle el lado positivo al asunto.

Me es imposible poner atención si no hay nada a lo cual poner atención. Poner atención al silencio, a las fastidiosas voces nasales que parecen estar diciendo algo pero en realidad solo farfullan fonemas vacíos. A mi lado alguien duerme.

QUÉ HAGO AQUÍ.
QUÉ HAGO AQUÍ.
QUÉ HAGO AQUÍ.

En momentos como este es fácil llegar a desear la muerte solo porque ello aseguraría que uno nunca más tendría que tumbarse sobre un retorcijón de metal y madera pelada a practicar la meditación forzada durante 1.25 horas.

Esto no es sino una sala de espera en la que no dejan leer revistas. Paciencia kafkiana.


[ A Bar in Amsterdam — Katzenjammer ]

Etiquetas: , , , , ,




1DK和室7畳

No hace falta más espacio cuando se sabe que nunca habrá nadie a quién hacerle lugar.

Ojalá mi corazón fuera así de pequeño.


[ ニンギョヒメ — 田中理恵 ]

Etiquetas: , , ,




Parlez-moi

He de aceptar que soy una persona bastante afortunada entre todas las que aterrizan en el desértico mundo de los pregrados en Tsukuba. Después de dos años y medio, la gente de mi facultad se ha acostumbrado a mi presencia, incluso la ha llegado a aceptar con cierto agrado. Ahora no es raro verlos levantar una mano para saludarme por los pasillos o sonreírme cuando me pasan hojas desde el pupitre de adelante. Nadie me ha vuelto a preguntar si vengo de intercambio o cuándo es que me largo de Japón al fin. Hoy, incluso, una desconocida se me acercó mientras le ponía candado a la bicicleta.
—¿Vas a clase de francés?—me preguntó en inglés. Sin miedo.
—Sí.
—Yo también. Vamos juntas.
(Tres hurras por mí que no recuerdo a mis propios compañeros de clase.)
Mientras esperábamos el ascensor se me ocurrió preguntarle qué tal estuvieron sus vacaciones, esperando a lo sumo un monosílabo y una cara de bochorno. Sin embargo...
—Bien. ¿Y las tuyas?
—Excelentes.
—¿Regresaste a tu país?
—Sí.
—¿Cuánto tiempo?
—Mes y medio.
—Oh, ¡casi todas las vacaciones!
Abordamos el ascensor. Yo aún mantenía la expectativa del silencio avergonzado. Pero entonces,...
—¿Cuánto tiempo tarda ir de aquí a... Colombia es que es?
Estupor.
—Sí. Colombia. Unas veinte horas.

Estaba convencida de que el intercambio llegaría hasta ahí. En serio, ya era demasiado. Pero no, no, la niña siguió mis pasos largos para sentarse al lado mío en clase. Esto era apoteósico. Y como si fuera poco—esto sigue y sigue—me propuso que hiciéramos un dúo para la presentación en francés que tenemos de tarea este trimestre (yo tenía planeado cantar sola). Al final quedé con sus datos de contacto y una sensación de qué-rayos-pasa-aquí, la cual podría haberse disipado rápido de no ser porque tras la clase una amiga de esas de saludar y despedirse decidió contarme detalles de su vida privada y me hizo consultorio sentimental. Una japonesa. A mí.

Tomo aire y hago un contraste entre el día de hoy y el miércoles, cuando vi a una estudiante de arte esconder la cabeza entre el hombro cual paloma perchada al oírme preguntarle algo para un ejercicio en grupo en mi primera clase de fotografía. Al otro lado de la mesa se encontraba sentada Azuma, lidiando con el mismo problema de fantasmagoría, tal como lo ha venido haciendo desde que nos enviaron a este lugar a mejorarnos de la pensadera. Ahí estábamos, reducidas a espejismos horríficos. Entonces me di cuenta de lo privilegiada que soy al pertenecer a Culturas Comparadas, y los sucesos de hoy me convencen aún más de ello. La facultad de arte es, indudablemente, un habitáculo para bloques de hielo.


[ Rien que nous au monde — La Grande Sophie ]

Etiquetas: , , , ,




暴れだす!

暴れだす!

あぁ 胸が
暴れだす 暴れだす
誰かそばにいて
暴れだす、ウルフルズ


[ For No One — The Beatles ]

Etiquetas: ,




Purge

Creo que no puedo volver a hablar con el señor Sakaguchi. Creo que no puedo volver a mirarlo a la cara. No quiero que se aparezca en mi clase de teoría literaria. No quiero topármelo en el camino ni coincidir con él en ningún evento. No quiero saber más de su japonesa existencia.

Espero que finalmente haya entendido lo que había querido decirle desde esa noche en que sus palabras me obligaron a verlo bajo una luz distinta, desde siempre. Tal vez en esa ocasión había mentido y solo probaba el alcance de su recién adquirido don de labia, souvenir de Alemania. Después el efecto se desvaneció y él retornó a su condición de nipón desdeñoso de las palabras. Pero yo seguí caminando con el dardo clavado al cuello.

Anoche fue hora de sacármelo de un solo tirón—después de múltiples intentos infructuosos de atenderlo lenta y sutilmente, como si de un caso de elefantiasis se tratara.

—No estoy pidiéndote que aprecies lo que hago, sino que sepas que eres lo suficientemente importante en mi vida como para inspirarme a escribir—, declaré después de revelar la proveniencia del primer cuento que escribiera en años y estrellarme estrepitosamente contra el muro de su indiferencia.
—Gracias, pero suena extraño si lo mencionas. Deberías guardarte esas cosas.

Debe ser por eso que los habitantes de este archipiélago al final se desesperan y se tiran a las vías férreas. Yo podré seguir con mi vida después de purgar este veneno, pero ¿qué hay de todas esas personas a las que las palabras se les pudren en la garganta? Los gusanos se les subirán al cerebro y enloquecerán, engrosando las estadísticas y la fama de cada edificio alto que se cruce en el camino.


[ I Ran (So Far Away) — A Flock of Seagulls ]

Etiquetas: , , ,




Terror a la hoja en blanco

Terror a la hoja en blanco

Hace muchos años dibujaba todo, todo el tiempo. Hace muchos años pasaba fines de semana enteros escribiendo sin parar. Hace muchos años había música en mis dedos explotando cada tarde sobre una guitarra.

Ahora el terror me ata a esta vieja silla de escritorio, mis manos extendidas sobre la mesa, pesadas e inamovibles. La hoja en blanco se muestra omnipotente frente a mi lápiz tembloroso, mi espada de grafito que ha de quebrarse al contacto con el vacío de lo que no se ha dicho, de mi boca entreabierta, de los ojos expectantes que solo encontrarán el final de un suspiro entrecortado.


[ Berimbau — Sergio Mendes & Brasil '66 ]

Etiquetas: ,







XML

Powered by Blogger

make money online blogger templates

The Open List


© 2006 Doblepensar | Blogger Templates by GeckoandFly.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission. EekFun

hidden hit counter