Buenos días. Es otro día como todos los días. Música, desayuno. Mi estómago sigue vacío. Mis oídos también.
Me pongo de pie frente al ventanal. Me quito la camiseta para revelarme en todo mi esplendor a un pintor que sin previo aviso ha invadido mi hasta entonces impenetrable balcón para pintar las barandas. De su brocha van saliendo las varillas brillantes de vinilo con sus respectivas sombras. Es un pintor hábil. Antes había solo aire detrás del vidrio, podría haber salido volando de ahí si hubiera querido, pero ahora me están encerrando. Saben que soy peligrosa.
Me doy la vuelta. En medio de mi habitación hay una clara división entre la luz y las sombras. Al otro lado hay alguien, adivino, pero no puedo verlo. Pronto el negro se vuelve azul se vuelve una colcha con manos que hace mñam mñam mñam y se restriega la cara. No sé quién es ni qué hace su dimensión en mi casa. ¿Es otra hora donde usted está? ¿Me conoce? ¿Me está soñando?
No hay más mundo más allá de estas rejas, más allá de él.
No abra los ojos. No oiga los perros ladrar. Es usted o yo. Usted mismo impuso los términos de este delirio: soy peligrosa y me rehúso a que se limite a imaginarme cuando esté aburrido.
[ Growing Up Falling Down — Paul McCartney ]
Me pongo de pie frente al ventanal. Me quito la camiseta para revelarme en todo mi esplendor a un pintor que sin previo aviso ha invadido mi hasta entonces impenetrable balcón para pintar las barandas. De su brocha van saliendo las varillas brillantes de vinilo con sus respectivas sombras. Es un pintor hábil. Antes había solo aire detrás del vidrio, podría haber salido volando de ahí si hubiera querido, pero ahora me están encerrando. Saben que soy peligrosa.
Me doy la vuelta. En medio de mi habitación hay una clara división entre la luz y las sombras. Al otro lado hay alguien, adivino, pero no puedo verlo. Pronto el negro se vuelve azul se vuelve una colcha con manos que hace mñam mñam mñam y se restriega la cara. No sé quién es ni qué hace su dimensión en mi casa. ¿Es otra hora donde usted está? ¿Me conoce? ¿Me está soñando?
No hay más mundo más allá de estas rejas, más allá de él.
No abra los ojos. No oiga los perros ladrar. Es usted o yo. Usted mismo impuso los términos de este delirio: soy peligrosa y me rehúso a que se limite a imaginarme cuando esté aburrido.
[ Growing Up Falling Down — Paul McCartney ]
Etiquetas: maquinaciones nocturnas
Mizuho en el Yukón
3 comentarios Otro delirio de Olavia Kite, hoy domingo, abril 25, 2010 a las 11:15 a. m..
La señora Mizuho (no recuerdo el apellido) ha vuelto de un viaje y sus amigas, Keiko (la que se maquilla de colores y se pone dos hebillas en el pelo negrísimo como si estuviera disfrazada de algo) y la señora feminista grandísima que se afeita el bozo, están emocionadísimas por saber cómo le fue. Yo olvidé almorzar antes de ir al trabajo y estoy a punto de desmayarme, así que me limito a terminar un dibujo mientras ellas hablan. Intercalan las frases en inglés con carcajadas que me recuerdan cuando uno está en una clase de idiomas con amigos y le parece chistosísimo intercambiar oraciones simples que en la lengua materna ya no se siente que existan. "Tell me more!" dice Keiko y todas se desternillan de risa con una picardía que las delata en mi ajada memoria como las que se metieron a una iglesia mormona a practicar inglés. Ahora sí que me caen bien.
Doña Mizuho nos cuenta que pasó dos meses en el Yukón de intercambio para mejorar su inglés. Era la estudiante más vieja del programa, era incluso mayor que sus anfitriones pero igual hablaba de su host mother y se refería a ella de esa manera. Se perdió en la nieve tres veces, no pudo ver la aurora boreal, nunca pudo completar todos los ejercicios de la clase en el laboratorio de computadores, llamó alces, comió alce, levantó cuernos de alce (¡pesan más de diez kilos!). La pasó de maravilla y ahora no hace sino reírse recordando todas sus aventuras.
Una señora que no permite que los años le arruinen los planes random y que se ríe de esa manera tiene que ser la mejor señora del mundo. Cuando grande yo quiero ser así.
[ The Way I Feel Inside — The Zombies ]
Doña Mizuho nos cuenta que pasó dos meses en el Yukón de intercambio para mejorar su inglés. Era la estudiante más vieja del programa, era incluso mayor que sus anfitriones pero igual hablaba de su host mother y se refería a ella de esa manera. Se perdió en la nieve tres veces, no pudo ver la aurora boreal, nunca pudo completar todos los ejercicios de la clase en el laboratorio de computadores, llamó alces, comió alce, levantó cuernos de alce (¡pesan más de diez kilos!). La pasó de maravilla y ahora no hace sino reírse recordando todas sus aventuras.
Una señora que no permite que los años le arruinen los planes random y que se ríe de esa manera tiene que ser la mejor señora del mundo. Cuando grande yo quiero ser así.
[ The Way I Feel Inside — The Zombies ]
Hola, por qué andas sola
3 comentarios Otro delirio de Olavia Kite, hoy martes, abril 20, 2010 a las 7:37 p. m..
A veces se me ocurre que quiero escribir sobre mis vecinos de países islámicos y lo deliciosamente insoportable que es recorrer el pasillo de mi edificio a la hora del almuerzo o la cena ("¡y yo comiendo gusanos!"). Sin embargo, en realidad no tengo mayor cosa que decir salvo que ellos se alimentan bien y yo mal.
Hoy descubrí que enrejaron el pasillo que conecta los dos edificios de mi facultad en el sexto piso. Al parecer por fin se aburrieron de los suicidios. Me imagino que la gente ahora tendrá que tirarse desde la facultad de arte o tal vez aumentará el número de ahorcados. Afortunadamente no se volvieron a presentar asesinatos desde que un fanático religioso degolló al profesor que estaba traduciendo Los versos satánicos al japonés. Eso fue hace rato, frente a los ascensores del séptimo piso. Todavía hay un cartel amarillento y arrugado pegado a la pared de unas escaleras, invitando a colaborar con las autoridades para encontrar al asesino.
Se cayeron las flores de cerezo y no me tomé la molestia de ir a contemplarlas.
[ God Only Knows — Beach Boys ]
Hoy descubrí que enrejaron el pasillo que conecta los dos edificios de mi facultad en el sexto piso. Al parecer por fin se aburrieron de los suicidios. Me imagino que la gente ahora tendrá que tirarse desde la facultad de arte o tal vez aumentará el número de ahorcados. Afortunadamente no se volvieron a presentar asesinatos desde que un fanático religioso degolló al profesor que estaba traduciendo Los versos satánicos al japonés. Eso fue hace rato, frente a los ascensores del séptimo piso. Todavía hay un cartel amarillento y arrugado pegado a la pared de unas escaleras, invitando a colaborar con las autoridades para encontrar al asesino.
Se cayeron las flores de cerezo y no me tomé la molestia de ir a contemplarlas.
[ God Only Knows — Beach Boys ]
Transambulare
6 comentarios Otro delirio de Olavia Kite, hoy sábado, abril 17, 2010 a las 9:24 p. m..
Pensar y pensar y pensar y pensar y pensar y pensar y pensar.
Me encuentro con este espacio en blanco después de todo un mes y me pregunto qué hacer con él. Antes lo sabía bien, pero ya no. Ahora pienso y pienso y pienso y pienso. Podría recurrir al cliché de "parece como si lo hubiera soñado", pero no. Me aferro a la realidad de lo que ocurrió y saboreo sus últimas migajas. Hay envolturas de chocolate desperdigadas en el cuarto, un tulipán de madera sobre una cajonera, nuevos libros en mi biblioteca. Pasé días royendo un queso zaanlander.
Todo esto sucedió.
No hay un traboule interdimensional que me deje sobre el Cours Lafayette. No hay un tranvía interdimensional que me deje en Servette. Quiero volver, pero ¿cómo? Es imposible. Se acabaron las vacaciones. Si aguardara hasta las siguientes, encontraría las ciudades desnudas. Todos se habrían ido. Todos los que me importan.
Quisiera que me esperaran. Quisiera esperarlos.
[ The Church of What's Happening Now — Sia ]
Me encuentro con este espacio en blanco después de todo un mes y me pregunto qué hacer con él. Antes lo sabía bien, pero ya no. Ahora pienso y pienso y pienso y pienso. Podría recurrir al cliché de "parece como si lo hubiera soñado", pero no. Me aferro a la realidad de lo que ocurrió y saboreo sus últimas migajas. Hay envolturas de chocolate desperdigadas en el cuarto, un tulipán de madera sobre una cajonera, nuevos libros en mi biblioteca. Pasé días royendo un queso zaanlander.
Todo esto sucedió.
No hay un traboule interdimensional que me deje sobre el Cours Lafayette. No hay un tranvía interdimensional que me deje en Servette. Quiero volver, pero ¿cómo? Es imposible. Se acabaron las vacaciones. Si aguardara hasta las siguientes, encontraría las ciudades desnudas. Todos se habrían ido. Todos los que me importan.
Quisiera que me esperaran. Quisiera esperarlos.
[ The Church of What's Happening Now — Sia ]
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