Doblepensar

El blog favorito de la mamá de Olavia Kite.


やる気がない

Últimamente le he perdido el gusto a escribir. Empiezo y a las tres frases me aburro. Solo mantengo el diario de sueños porque ese es necesario (no sé para qué, pero lo es). Tampoco puedo tocar ukulele. A veces lo cojo y toco tres acordes y suena horrible.

Dibujar, en cambio, es como volver a Waikiki y ver mis pies pálidos al fondo del mar. No pienso mucho al dibujar. La mente se me vuelve líneas y colores y todo sale bien así salga mal.

No sé qué más decir. Sigo viva. Hace frío. Me gusta Paul McCartney.


[ Nineteen Hundred and Eighty-Five — Paul McCartney & Wings ]

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El Mar Interior

No sé cómo explicar lo que me pasó en estos días. Hoy desperté no sé a qué hora y hacía frío. No hacía frío cuando me fui. Cuando me fui a dormir. Cuando tropecé y caí en el abismo—el negro café morado naranja bolitas y estrellas—las luces de Purkinje—

Podría empezar por hablar de lo que vi. Números en el agua dentro de una casa oscura. Una habitación escondida que contiene una catarata. Un iglú de cuyo piso brotan gotas de agua que corren solas como mercurio. Una isla con olivos en todos los andenes. Las olivas sin encurtir son amargas. なめるだけでわかる。Calabazas gigantes en las playas. El ático de una casa vieja. Las paredes se están descascarando—hay algo tras el estuco—papel de envoltura de Matsuzakaya—"thank you"—orquídeas—hojas de un periódico—Eisenhower—アイゼンハワー—buscamos la fecha desesperadamente por todo el cuarto—1949. La oscuridad. El café yemení. Parezco mitad japonesa y mitad árabe, me dicen. Dos de las tres tiendas de este lado de la otra isla están cerradas por un funeral. Ya no hacen los funerales así, dice ella mientras pasamos por delante de una procesión con muñecos de papel. Les archives du cœur. La sala de espera del cielo. Un cuadro plano azul brillante en el que se puede entrar. No se conoce el fondo de las cosas. Walter de Maria. Cruzar el umbral y encontrarse en un sueño jodorowskiano. Las escaleras y la bola gigante y los palos dorados. Tadao Ando. Monet. Cuando me muera todo será como el Museo de Arte de Chichu.

También podría hablar de Yurika. Yurika y su risa y sus muecas. Ella me invita a bañarnos juntas porque el baño público de la isla también es una obra de arte. Lo que se sugiere versus lo que se muestra. Mi modo de vestir es bastante atrevido para los estándares japoneses. Hay un elefante sobre el muro. Me explica cómo se mata un pulpo. Le explico la operación de reasignación de género a partir del proceso de matanza del pulpo. Le cuento mis pasajes favoritos de El mono desnudo. Bicicletas prestadas. Subir colinas, bajar colinas. Con ella pierdo por completo el miedo a hablar en japonés.

Y acordarme de Yoji, nuestro anfitrión. Vivió en el País Vasco y ahora nos prepara lentejas. Toma la guitarra. La voz. La voz. La voz. If a fiddler played you a song, my love, and if I gave you a wheel, would you spin for my heart and my loneliness? Las versiones originales no le hacen justicia a lo que él hace. 神田川。"Kandagawa" no es lo mismo si no la canta él. Quiero que siga cantando. Quiero que no deje de cantar en mis recuerdos. "Tsukuba es lo que hay el día después del fin del mundo". Le gusta mi frase, se la repite a todos. Invita a un amigo. El amigo tiene los pies más horribles que yo haya visto jamás. Trae una guitarra bonita. Es un virtuoso. Toca canciones de los Beatles y yo las canto. Hacemos un dúo guitarra-ukulele para "Love" (la de John Lennon). Yoji nos cuenta que la canción fue inspirada en la simpleza del haiku. ¿No podré cantar así por siempre? ¿No podré cantar aquí por siempre?

どこでも
どこへも

Okayama. Himeji. Kobe. Yokohama. Tokio. Pestañeos vistos por un resquicio. Y de repente se acaba, inexplicable como todos los sueños. Hace frío.


[ Meditação — João Gilberto & Caetano Veloso ]

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La llama lanzallamas

Voy a escribir porque no se me ocurre qué más hacer. Me duele la cabeza y dejé que me crecieran demasiado las uñas. Dejé que me crecieran demasiado las uñas y se me tropiezan en mi mayor, lo cual dificulta enormemente la práctica del ukulele. Mi mayor es una nota muy sencilla en guitarra, pero muy cansona en ukulele. Y peor aún con estas garras que hacen ruido al teclear. No estoy acostumbrada a esto desde que tocaba bajo y me tocaba mantenerlas cortísimas.

Quisiera poder escribir entradas de diario interesantes como j. Hoy en Pandi mis padres y yo comimos brevas con arequipe y hablamos de cómo las brevas son mucho mejores con queso costeño. Jugué ping-pong con mi papá. Mi papá es mucho mejor que yo, pero yo no soy tan, tan mala. Es el único deporte en el que no soy ridículamente mala, a decir verdad.

j. dice que hay que escribir todos los días, pero si cada día escribo basura como esta, realmente no hay mucha esperanza en el mundo para mí. Escribiré sobre una llama que escupe fuego: la llama lanzallamas. La policía secreta de Perú recibe de vez en cuando casos especiales que requieren armas ultrasecretas perfectamente camuflables entre el paisaje. Cuando las cosas se ponen pesadas el jefe aprieta un botón y le murmura al segundo en el mando: "llama a la llama lanzallamas". Lo que al lector no le queda claro al empezar a leer "La llama lanzallamas" es si se trtata de una fuga de gas que ha cobrado vida o de una llama hembra que anda pariendo como si botara balas de cañón. Ni lo uno ni lo otro.

Espere "La llama lanzallamas" en su kiosco favorito. Esperemos el fin de las conversaciones con j. a raíz de esta manifestación de talento literario nulo.


[ When You Smile — The Flaming Lips ]

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El parque

Sometimes I Remember I'm Alive
Olavia Kite modela para una propaganda de seguros de vida. O de gaseosa. O de universidades.

Qué bueno que no nos suicidamos cuando hubo oportunidad porque no habríamos visto el parque.

El parque está a 5km de nuestro edificio. Uno baja por toda la avenida Oeste, pasa el centro, pasa frente a ese establecimiento sospechoso que se llama "La universidad del sauna" y huele a jabón líquido, pasa frente a ese restaurante de sushi que ya cerró —no hacen sino quebrar los negocios en Japón— y llega. ¡Es todo un mundo de verdor para nosotras dos! Y para las familias con bebés. Y para las parejas de amigas. Y para las parejas de novios. Y para las parejas de viejitos. Y para los perros. Y para los hurones. Y para los patos.

Buscamos el lago, extendemos un mantel (en realidad son sobras de los ejercicios de modistería de Azuma) y comemos delicias del combini. Bueno, "delicias" es un decir: ramen con verduras, sándwich de huevo. Recuerdo París con Cavorite. "¡Nuestro restaurante favorito!" solíamos exclamar señalando la entrada del Monoprix. Sandwich jambon crudités. Para mí una Orangina, siempre una Orangina.

Al otro lado de la calle está la JAXA. Así pues, en una cuadra hay gente entrenando para la próxima maratón y en la otra hay astronautas entrenando para usar Twitter desde bien lejos. Al borde está la pastelería austríaca que examinamos desde afuera con tanta curiosidad porque viviendo acá alcanzamos a imaginarnos que Europa es así. En el imaginario Japonés Laura Ashley es la diseñadora de interiores de la UE. "Frisches Brot" dice un letrero en forma de pretzel. "Geschlossene Gesellschaft" dice otro. Lo que faltaba, una pastelería existencial.

Saco el ukulele y toco un rato. No me acuerdo de las letras de las canciones. Un extranjero pasa y me pregunta si soy de Suramérica. Sí. Que muy bonito. Que muchas gracias. Se va. Creo que este señor piensa que esto es un charango. ¡Ni siquiera estaba cantando en español!

Mira, Azuma, si toco esta nota así ese señor que está soplando burbujas allí se ve todo dramático. Es verdad. Y si cierras los ojos y escuchas el ukulele se siente rico cómo te da el viento y el sol en la cara. Nos explayamos y dormitamos como si esto fuera Mata'pang Beach.

Llega esa hora en la que toca sentarse porque los árboles al otro lado del lago, que todo el día han estado ahí sonriendo sin pensar de a mucho, de repente recuerdan algo que los hace bajar la mirada un poco. Se encienden los árboles pensativos del final del día: ese es mi verde favorito. El verde favorito de Azuma viene inmediatamente después, cuando empieza a oscurecer.

Volveremos el próximo domingo. Y todos los domingos que sea necesario. Considérenlo una obsesión con sentirse vivo.


[ Sunday — Sia ]

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GCEA

Aprender a tocar un instrumento nuevo es como aprender un nuevo idioma. Ayuda haber aprendido un [instrumento/idioma] parecido antes, pero uno inevitablemente incorpora [acordes/vocabulario] del [instrumento/idioma] equivocado de vez en cuando. Al menos eso me pasa a mí: me confundo al hablar, me confundo al tocar. G en ukulele se toca igual que D en guitarra. Ima ("ahora" en japonés) suena como immer ("siempre" en alemán).

Mis manos pequeñitas parecen haberse adaptado rapidísimo al ukulele, y ahora la guitarra se me antoja gigantesca. Me pregunto cómo sería si en este momento retomara el bajo. Se sentiría kilométrico, seguramente. Recuerdos de colegio, de los pocos buenos que hay. Prácticas eternas en las tardes. Callos. Tengo tres nuevos en los dedos de la mano izquierda. Cuando estoy lejos de casa me los palpo, compruebo su insensibilidad con las uñas y noto cómo esta nueva adicción invoca pedazos de mí que creía perdidos. Tengo catorce años y felicidad infinita en el aislamiento.


[ How Can I Tell You — Cat Stevens ]

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Ukulele

Tengo un ukulele.

Ahora puedo pasar las tardes feliz como esos jóvenes que vi en Guam sentados a la entrada de un edificio. Charlaban mientras uno de ellos tocaba y yo quería esa felicidad tan simple. He querido esto desde hace tanto, desde Hawaii, desde Nellie McKay.

No ha pasado un día y ya puedo tocar tres canciones.

Soy inmensa pero inmensamente feliz.


[ Don palabras — La maldita vecindad ]

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